Giuseppe Bonito
Un amigo de la universidad trabajó en PDVSA casi 20 años. Hasta 2009 ocupó cargos de nivel medio, entre ellos gerente de segunda línea en PDVSA. Una mañana, junto a su equipo de trabajo, solicitó el recobró de unos 70 mil dólares a una empresa a la que se le había realizado varios pagos en exceso. Lo hizo ante la gerencia de Finanzas de su división, tal como exigen los protocolos administrativos de la estatal PDVSA. La empresa en cuestión, con amplias conexiones según sus gerentes, firmó la conformidad con el recobro, pero tras bambalinas los dueños de la misma clamaron venganza. Y así fue.
Una semana después, mi amigo de la Universidad, a quien conocí viendo Matemáticas II en la Universidad Central, era degradado a la categoría de supervisor. Cuando exigió una explicación nadie se la dio, solo algún comentario suelto escuchó repetidas veces. Los dueños de la empresa eran amigos de José Luis Parada, y le habían exigido al ahora acusado de narcotraficante, despedir o degradar al honesto ingeniero petrolero y cambiar a todo su equipo a otras áreas, también con cargos menores.
Mi primo Benjamín Bonito, que a la postre trabajaba con una empresa que mantenía relaciones comerciales con la empresa conectada a Parada, le había avisado a mi amigo, que tuviera pendiente, pues en una fiesta con mucho aguardiente caro, donde estaba la plana mayor de PDVSA en esa división, el dueño de la empresa, en su borrachera, había gritado que "o lo cambian o no vive más", luego de pronunciar su nombre.
Sería fácil y cómodo culpar a Parada de la aberrante acción, pero según lo que determinó la investigación que mi amigo y mi primo hicieron sobre el asunto, es que fueron gerentes y mandos inferiores al corrupto ex gerente quienes decidieron destruir la carrera de un hombre honesto. La acción no se detendría y a mi amigo se le perseguiría durante varios años, irónicamente no por gerentes chavistas como dice la prensa amarillista si no por cargos gerenciales comprometidos con la oposición, gente que a diario hace defensa despiadada de un ataque contra nuestro pais, que defiende sanciones, que odia al chavismo. Mi amigo no solo tuvo que soportar ser degradado por honesto, también tuvo que calarse el acoso de gente que lo odiaba por ser un hombre con ideas progresistas.
Parte de quienes le hicieron aquello a mi amigo, que hace dos años decidió irse de la empresa, no solo por el acoso, sino también por los malos sueldos que paga en la actualidad, aun laboran en la estatal y han logrado altos cargos, incluso sin tener las credenciales académicas para ocupar posiciones gerenciales ni tener siquiera un grado de ingeniería. Una cosa horripilante, que explica en parte la debacle de la industria petrolera debida a las sanciones.
Las sanciones han causado mayor daño a PDVSA debido a que quienes la dirigen en buena parte odian el proyecto emancipador en marcha en el país. Son gente que se desvive por ir a Disneylandia, por pasear en Miami o tener el último teléfono que ha salido al mercado. Son gente alineada con el plan de agresión permanente, gente que hizo fiesta cuando se produjo el apagón debido al ataque electromagnético contra el SEN, y un larguisimo etcétera.
Incluso administran tan mal que hay gente que lleva meses, incluso más de una año, en Colombia, Perú, EEUU o Canadá y sigue activa en la nómina de PDVSA. Mi primo Ben me cuenta que dos cargos medios que él conoce, renunciaron hace poco a PDVSA luego de pasar 14 meses sin asistir ni a cumplir horario. ¿Quiénes son los responsables de eso? ¿Se les castiga? No. Al supervisor de dos de ellos lo ascendieron de puesto, y si antes odiaba a Maduro ahora lo odia más. No tiene ni siquiera título universitario ni ética socialista ni amor por el país, pero el gobierno lo pone a mandar toda una división. Es una cosa terrible, me comentó Benjamín.
Afortunadamente mi amigo hoy día trabaja en una empresa donde le reconocen su valor profesional y humano. Una empresa donde no le persiguen por ser chavista, donde no persiguen a nadie por creer o pensar como lo haga. PDVSA perdió un profesional comprometido, mientras premia a gente que en lugar de amar, odia a nuestro país.
Tarek, haz la prueba. Pon a firmar a todos los que ocupan cargos de gerente en PDVSA, en CORPOELEC, y en demás empresas del estado. Algunos harán lo imposible para no hacerlo. Entonces descártalos. Otros firmarán a regañadientes, pues pon otras pruebas de lealtad como hacer que expongan semanalmente algún tópico sobre las sanciones, el petro, la revolución, en un auditorio, con toda la gente del edificio donde esté el escenario como público.
Es hora de desechar lo que nos lleva haciendo tanto daño. Te lo recomienda alguien que trabajó muchos años en la industria petrolera, que sabe lo que significa el sentido de pertenencia y la lealtad. ¡DALE DURO QUE ASÍ SALDREMOS DE TANTA BASURA!
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